29 de noviembre, 2014

 
El 5º ciclo del itinerario temático, que guía la vida del Santuario a lo largo de siete años, hasta 2017, toma como punto de partida la aparición de Nuestra Señora en agosto de 1917. La opción de partir, en cada ciclo del septenario, de una aparición, nos permite identificar las ideas fundamentales del mensaje de Fátima y profundizar en sus temas más significativos, uniéndolos entre sí de forma orgánica y coherente.


En la aprición de agosto, identificamos la exhortación final de Nuestra Señora con las palabras más importantes: «Rezad, rezad mucho y haced sacrificios por los pecadores, que van muchas almas al infierno por  no haber quién se sacrifique y pida por ellas». En esta exhortación se percibe el que es su contenido teológico más relevante: la comunión de los santos.


En el Credo, en la forma más breve, el llamado Símbolo de los Apóstoles, afirmamos que creemos en la comunión de los santos. Cuando la Iglesia habla de la Comunión de los Santos se refiere a la unión o comunión de todos los que creen en Cristo, «de manera que lo que cada uno hace o sufre por Cristo y en Cristo se revierte en provecho de todos» (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 961). San Pablo, comparando la Iglesia a un cuerpo, afirma: «Si un miembro sufre, todos los miembros sufren con el; si un miembro es honrado por alguien, todos los miembros se alegran por el. Vosotros sois Cuerpo de Cristo y sus miembros, cada uno en la parte que le corresponde» (1 Cor 12, 26-27). Y el catecismo de la Iglesia Católica explica que «lo más insignificante de nuestros actos, realizado en la caridad, se revierte en provecho de todos, en una solidaridad con todos los hombres, vivos o muertos, que se une en la comunión de los santos. Por el contrario, todo el pecado perjudica esta comunión» (n. 953).


La Hª Lucía, reflexionando sobre esta afirmación del credo, recuerda la imagen del cuerpo, usada por S. Pablo: “Como dice S. Pablo (Col 1,24), es necesario completar en nosotros lo que falta a la pasión de Cristo, porque somos miembros de Su Cuerpo Místico. Cuando un miembro del cuerpo sufre, todos los otros miembros sufren con él y, cuando un miembro se sacrifica, todos los otros miembros participan de ese sacrificio; si un miembro estuviera enfermo y el mal fuera grave, aunque el mal esté localizado solo en él, todo el cuerpo sufre y muere. Lo mismo pasa en la vida espiritual: todos somos enfermos, todos tenemos el deber de, en unión con la víctima inocente que es Cristo, sacrificarnos en reparación por nuestros pecados y por los de nuestros hermanos, porque todos somos miembros del mismo y único Cuerpo Místico del Señor» (Llamadas del Mensaje de Fátima, Carmelo de Coimbra- Secretariado de los Pastorcitos, Fátima 2000, p.89).


Así, el año pastoral de 2014-2015 en el Santuario de Fátima tendrá como tema «Santificados en Cristo», siendo la santidad de Dios, en la cual El nos hizo participar, el núcleo teológico que le subyace. Se pretende, de esta manera, destacar la Iglesia como comunión de los santos en cuanto elemento catequético: la santidad, en cuanto vida de comunión con Dios y en conformidad con Su voluntad, es la vocación de todo el cristiano.
La actitud creyente, ligada a este tema, es la oración: «La oración, que se abre a la experiencia del amor de Dios, inserta también en la comunión de los santos» (E. Bueno de la Fuente, El Mensaje de Fátima. La misericordia de Dios: el triunfo del amor en los dramas de la historia, Santuario de Fátima, 2014, p. 228). También la actitud creyente encuentra su punto de partida en las palabras de Nuestra Señora, en esta aparición: «rezad, rezad mucho». Esta llamada recuerda a la del Angel, en su segunda aparición en el año anterior: “¿Qué haceis? ¡Orad!¡Orad mucho!”. La llamada insitente a la oración constituye uno de los trazos más característicos del mensaje de Fátima: es la primera petición de Nuestra Señora a los Pastorcitos y la petición más veces repetida, en las varias apariciones. La oración forma parte del mensaje de Fátima como invitación a una fuerte experiencia de Dios.
 


P. Carlos Cabecinhas





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Misa

Rosario, en la Capilla de las Apariciones

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Rosario
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